Antiguos mercados de Sicilia

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En los antiguos mercados de Sicilia se respira un ambiente especial: las discusiones animadas y el regateo son habituales en un mundo muy similar a un teatro.

Nacidos con los árabes, los típicos zocos se encuentran repartidos por diferentes centros de la isla. Conservan intactas las raíces árabes de la cultura siciliana en cuanto a la forma de colocar tanto la fruta fresca, sobre todo las naranjas, como los frutos secos, pero también en la gran variedad de especias exóticas provenientes del cercano o lejano Oriente y los distintos tipos de aceitunas.

Todo rodeado de un intenso aroma a ajo, orégano y guindilla. Podemos admirar la belleza de los puestos de la Pescheria, el famoso mercado de pescado de Catania, Marsala y Siracusa.

Predominan el pez espada, el mero, la dorada, el besugo, el mejillón, la almeja, el pulpo y otros crustáceos. También abundan los pescados azules como la sardina, la caballa, el pez espátula y la lampuga plateada. Tampoco faltan los langostinos de todo tipo, desde los más grandes y rojos de Mazara del Vallo hasta los más pequeños que suelen venderse ya limpios y sin cáscara. En el centro histórico de Caltanissetta, descubrimos el encanto atemporal de Via Consultore Benintende: colorida y perfumada, esta calle alberga desde finales del siglo XVIII el histórico Mercado Strata ‘a foglia.

Desde Piazza Mercato Grazia hasta Via Berengario Gaetani, toda la calle es una sucesión de puestos de frutas, verduras, quesos, legumbres y objetos de todo tipo. Las panaderías, pescaderías, carnicerías y tiendas de comida exótica enriquecen el mercado.

Abundan los característicos mercados al aire libre donde se puede comer un poco de todo, como los de comida callejera de Palermo que, ahora más que nunca, se extienden por toda la ciudad, especialmente en los barrios más populares en los márgenes de los grandes mercados históricos: Vucciria, el Capo, Ballarò – quizás el rincón más multiétnico de la ciudad – y el Borgo Vecchio.

Podrás localizarlos siguiendo el intenso olor de las frituras. Los puestos exhiben con orgullo los típicos panelle o buñuelos servidos en enormes bandejas. Suelen servirse en grandes bollos de pan y sésamo, a menudo acompañados de crocché, es decir, croquetas de patata y perejil fritas en aceite, conocidas también como cazzilli.

La berenjena frita o el cicireddu, pequeño pescado enharinado y frito en el momento, son también un bocado muy sabroso. A la entrada de los puestos de frituras puede leerse la frase pani cà meusa (pan con bazo). Significa que ahí se respeta de verdad la tradición. Se trata de un alimento exquisito solo apto para paladares fuertes. Consiste en cocer el bazo y los pulmones de la ternera en manteca de cerdo para después servirlos con pan y aliñados con limón. En algunos casos se pueden acompañar de ricota o queso rallado.

En Palermo son muy populares las stigghiole, brochetas de cordero o ternera asadas en la parrilla. El humo denso y fragante de las barbacoas callejeras te ayudará a encontrarlos.

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