Reserva de Vendicari

Detalles

Fuera del caos, en este lugar de absoluta armonía, la deslumbrante luz del sol realza los colores de la naturaleza. El azul turquesa del cielo en el horizonte se funde con el azul del mar, mientras que la arena dorada se funde con las tonalidades de la vegetación: juncos, palmeras enanas, grandes arbustos de lentisco y arrayán.

La reserva de Vendicari, en la provincia de Siracusa, está comprendida entre la zona al sur de Noto y la zona de Paquino y Marzamemi, y los senderos que bordean el mar son fáciles y están conectados entre sí. Por cada sendero que lleva a las playas, se necesita al menos un día para disfrutar plenamente de estos maravillosos paisajes, así que vamos a tomarnos todo el tiempo necesario. No olvidemos llevar mucha agua y aperitivos envasados, porque no encontraremos bares ni restaurantes; también llevaremos escarpines, crema solar y un sombrero para protegernos durante las horas más calurosas.

La costa alterna hermosas playas de arena fina y clara, costas rocosas y espejos de agua salada donde se detienen las aves migratorias.

A lo largo de la carretera provincial 19, la primera playa es la de Eloro.

Tras pasarla, aparece la desembocadura del río Tellaro, entre vegetación mediterránea, la playa salvaje y virgen de Marianelli, donde los vientos cálidos africanos mueven las olas de agua cristalina.

Al desplazarse más al sur, Calamosche es la playa más conocida, enclavada entre las rocas y el matorral mediterráneo.

El camino que conduce a pie a la playa de Vendicari está marcado por una pasarela de madera que, a través de un bosque fragante de pinos, nos lleva a este largo golfo de arena.

En el promontorio de la derecha, situado sobre el mar, destacan la torre sueva del siglo XV y la almadraba, construida en el siglo XVIII para el procesamiento del atún en conserva.

En esta zona costera y húmeda, el Pantano Piccolo es el lugar adecuado para observar aves. Aquí se detienen las aves migratorias procedentes de África y del norte de Europa, como los flamencos rosas, las cigüeñas y las garzas.

La reserva de Vendicari, además de ser un oasis natural y faunístico, también posee un importante patrimonio arqueológico, antropológico y cultural. Es la ruta más al sur de la reserva, que parte de la entrada de la Cittadella dei Maccari, un pueblo bizantino que data del siglo VI d. C. Aquí, los restos de algunas catacumbas bizantinas constituyen la necrópolis. La siguiente parada es Trigona, una cuba bizantina con tres ábsides. La antigua cúpula de piedra tiene una abertura hacia el este que, según dicen, servía para dejar pasar la luz de la luna llena para preanunciar la Pascua.

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