CASTILLOS OCCIDENTALES ENTRE PALERMO Y TRAPANI

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¿Quieren escalar las colinas más inaccesibles, mirar desde las imponentes murallas de la ciudad e imaginar que son los señores de los feudos de abajo? Si hay algo que nos transporta inmediatamente al pasado con la imaginación son los castillos. Sicilia tiene más de 200 mansiones y visitarlas todas sería una empresa casi imposible. Pero si quieren explorar algunos de ellos, aquí descubriremos los castillos del oeste de la Sicilia. ¿Están listos?

Si llegan desde el este o desde el centro, la primera etapa de nuestro recorrido es el Castillo de Ventimiglia di Castelbuono. El señorío aparece inmediatamente apenas se entra en el núcleo habitado, en el centro de un teatro paisajístico inmerso en bosques y arroyos y rodeado por una corona de montes sobre los cuales se alzan los pueblos limítrofes. Iniciado en las primeras décadas del 1300, el edificio actual es el resultado de numerosas restructuraciones, precursoras de varios estilos arquitectónicos que se han sobrepuesto a lo largo de los siglos: algunas características son de tipo árabe otras son de tipo normando, otras todavía se refieren a edificios militares suabos. El Castillo conserva en el interior de su Capilla Palatina la reliquia sagrada de la calavera de Santa Ana, patrona de la localidad. La Capilla está finemente decorada con estucos de los hermanos Giuseppe y Giacomo Serpotta, uno de los ejemplos más admirables del barroco siciliano. Hoy el Castillo es la sede del Museo Cívico que ofrece al visitante tanto ricas colecciones permanentes como un denso programa de exposiciones temporales y actividades culturales. Imposible no quedar fascinado ante tanta belleza. 

Vayamos ahora al oeste, hacia Caccamo. Su Castillo es uno de los más grandes y mejor conservados entre los castillos normandos de Italia. El señorío domina el sugestivo laberinto de callejuelas, casas e Iglesias del pueblo, así como el espléndido valle donde se enclava el río San Leonardo, hoy bloqueado por una embalse (Lago Rosamarina). Les encantará la vista del Castillo, de esta extensión de agua verde esmeralda enclavada entre los montes. Las primeras noticias sobre la fortificación  remontan al 1160, año en que el propietario Matteo Bonello, enemigo del rey Guillermo I conocido como «il Malo», utilizó el castillo como refugio tras un fallido intento de subversión (el llamado «conspiración de los barones»). Al traidor del rey, que había caído en una trampa por engaño, se le hizo pagar lo que en ese momento era enteramente lícito para Su Majestad. Desde entonces, se dice, el traidor sigue deambulando  vestido con ropa de época entre las estancias del castillo… Y por si un fantasma no fuera suficiente para hacerles compañía, en las noches de luna llena  aparecería además el fantasma de una joven monja protagonista de una historia de amor sin final feliz, sosteniendo en mano una granada. Según la leyenda popular quien logre comer todos los granos de la fruta sin que se le caiga ninguno, tendrá una inmensa suerte; de lo contrario, se verá obligado a vagar por la eternidad en el castillo. ¿Miedo? No tenerlo: son solo leyendas. Si la historia les ha impresionado demasiado, simplemente caminen por los espléndidos pasillos del edificio y asómense nuevamente desde una de sus ventanas para disfrutar de la vista espectacular.

Volvamos a la ruta y entremos en el corazón de la capital regional: Palermo ( ver enlace Palermo). Pues sí, porque no todos los castillos están enclavados en laderas empinadas.
Entre los castillos sicilianos de gran importancia se encuentra el Castillo de la Zisa, una vez fuera del centro habitado de Palermo (hoy en el distrito del mismo nombre). Fue el rey Guillermo I «Il Malo» quien comenzó la obra en el 1165 mas  la completó solo su sucesor Guillermo II (conocido como «Il Buono»). El Palacio fue concebido como residencia de verano de los reyes y representó uno de los mejores ejemplos de la unión entre el arte normando y la ingeniería árabe (en lo que respecta a esta última especialmente los sistemas de intercambio de aire en las habitaciones). No es casualidad que el edificio esté orientado al noreste, es decir, hacia el mar para aprovechar las brisas más templadas. Estos vientos  se volvían hùmedos al pasar sobre el gran estanque de peces de frente al edificio construido específicamente para dar mayor frescura a las habitaciones internas. Entren y piérdanse en una de las etapas más significativas del itinerario árabe-normando, reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Alejémonos de la confusión de la ciudad por unos kilómetros para llegar al Castillo de Carini. Construido a partir del siglo XI la mansión sigue siendo imponente y está perfectamente conservada en la actualidad. Pero su fama, más que su estado de conservación, está ligada a la leyenda de la célebre baronesa de Carini narrada durante siglos por cantahistorias sicilianos que viajavan a lo largo y ancho de la isla. Se dice que la jóven baronesa , asesinada por su padre por razones de honor, hace aparecer la huella de su mano en una pared del castillo con motivo del aniversario del crimen (4 de diciembre). Si son supersticiosos simplemente eviten esta fecha. Sin embargo, fantasmas aparte, en realidad el Castillo sigue fascinando a los visitantes con sus dos pisos llenos de frescos, estatuas, portales de mármol y techos de madera.

Reanudemos ahora el viaje hacia el oeste y detengámonos en Alcamo. Aquí en la gran Piazza della Repubblica – con sus exuberantes y cuidados jardines – destaca el Castillo de los Condes de Modica. Construido alrededor del 1350, toma su nombre de los Condes (los Cabrera) que lo poseyeron entre el 1400 y el 1800. Hoy en día el Castillo alberga el Museo Etnográfico y la Enoteca Histórica Regional por lo que ha vuelto a ser un bien abierto a toda la ciudad. comunidad.

Ya estamos listos para la última etapa de nuestro recorrido entre los castillos occidentales de la Sicilia, pero para llegar a ella tendremos que viajar hasta el extremo oeste y llegar a Erice. Aquí en un panorama impresionante en el ángulo sureste de la cima del Monte Erice se encuentra el Castillo de Venus, una casa señorial normanda del siglo XII. El castillo fue construido en el antiguo sitio del Templo de Venus Erycina, la diosa femenina de la fertilidad adorada ya desde el año 1300 a. C. por  los pueblos que aquí se han sucedido (Elimi, Punici, Romanos). En el interior de la fortaleza hoy es posible admirar algunos hallazgos que atestiguan la historia centenaria del lugar: desde las termas romanas hasta el pozo de Venus, desde los restos del templo hasta la muralla medieval para acabar con las cárceles borbónicas.

Si aún desean ir en busca de nuevos castillos para explorar, intenten regresar hacia el este, hacia el centro, hacia el Etna o directamente al sur.

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