LA RUTA DE LOS ESCRITORES POR LA NUEVA S640

Dettaglio

La Strada degli Scrittori (Ruta de los Escritores) es la carretera 640 que va de Caltanissetta a Porto Empedocle, pasando por Racalmuto, Favara y Agrigento, cruzando el Valle de los Templos y uniendo los lugares donde vivieron algunos de los autores más importantes y queridos de Sicilia. Es un itinerario lleno de bellezas artísticas, monumentales, arqueológicas y naturales, así como de una prestigiosa tradición gastronómica y vinícola.

La ruta empeza en el puerto de Porto Empedocle, a través de los lugares descritos en las novelas de Andrea Camilleri. La Scala dei Turchi (Escalera de los Turcos), es una espectacular pared de roca que se eleva abruptamente desde el mar a lo largo de la costa de Realmonte, y muy cerca se encuentra la caleidoscópica Catedral de Sal, tallada en una mina de halita, con esculturas, bajorrelieves, pilas de agua bendita y objetos sagrados.

Tampoco hay que perderse Vigata, la ciudad de la famosa saga de Il Commissario Montalbano de Andrea Camilleri. En realidad, es en Marina di Girgenti, el actual Porto Empedocle, donde destaca la majestuosa Torre de Carlos V y donde se desarrollan los acontecimientos de La strage dimenticata, su otra novela. Luigi Pirandello vivió aquí su infancia.

Mito, historia y literatura se unen desde la contrada Caos, donde se encuentra la casa natal de Luigi Pirandello (cerca de Villaseta en Agrigento), hasta el centro histórico de Girgenti, cuyos personajes han inspirado sus obras y novelas. Aquí encontramos la Biblioteca Lucchesiana, la Iglesia de los Itria (donde se casó el escritor), la casa donde viviò en Via Pirandello, la Iglesia de San Pietro, patios, callejones y espectaculares paisajes descritos en sus novelas, como el Viale della Vittoria o la Piazza Sinatra.

Antes de continuar por la SS640, la ruta sigue por el mítico jardín de los Kolymbethra, cultivado en un pequeño valle entre el templo de los Dioscuros y el de Vulcano

Este lugar fue construido en la época griega por orden del tirano Theron, y aquì se recogía el agua. Más tarde se transformó en una especie de Jardín del Edén y ahora ha sido restaurado y mejorado por el Fai.

En su novela I vecchi e i giovani (Los viejos y los jóvenes), Pirandello describe así ese mágico lugar: «…La famosa y antigua Colimbètra de Akragantina estaba en realidad mucho más abajo, en el punto más bajo de la meseta, donde tres pequeños valles se juntan y las rocas se dividen y la línea de la cordillera, sobre la que se levantan los Templos, se interrumpe por un gran cráter. En ese punto, ahora llamado Abbadia bassa, los akragantinos, cien años después de la fundación de la ciudad, habían formado la lonja, una gran cuenca de agua que se extendía hasta Hypsas y cuya presa contribuía con el río a la fortificación de la ciudad…’.

En la Catedral de Agrigento, se encuentran los lugares del escritor de Uno, Nessuno, Centomila (Uno, Nadie, Cien Mil), las investigaciones del comisario Montalbano de Camilleri y los escenarios de El Gatopardo. En el campanario de la catedral se guarda la carta del diablo, un misterioso manuscrito de Suor Maria Crocifissa, el personaje descrito por Giuseppe Tomasi di Lampedusa en la novela.

Otra localidad que inspiró El Gatopardo es Palma di Montechiaro, a una media hora de Agrigento. No se pierda la visita al Monasterio, donde las monjas de clausura preparan las famosas galletas de almendra, también conocidas como «ricci del Gattopardo«, famosas en todo el mundo por ser mencionadas en la novela. Todavía hoy, desde una ventanilla con barrotes, es posible pedir estos dulces, que se ofrecen a través de la «rota degli esposti», tal y como se hacía hace siglos. También merece la pena visitar el Palacio Ducal y el Castillo.

Desde el centro de Agrigento, siguiendo el cruce de la Mosela, frente a la Rupe Atenea, se puede caminar hacia la zona rural de Moses para recorrer el camino que lleva a la residencia del barón Agnello. Entre graneros, olivares y campos en barbecho, se encuentran los lugares de la infancia de Simonetta Agnello Hornby, sitios donde están ambientadas la mayoría de las novelas de la escritora, como Un filo d’olio (Unas gotas de aceite).

La Ruta de los Escritores también ofrece la oportunidad de descubrir el encanto de los pueblos del interior, convertidos en centros muy interesantes gracias a proyectos de regeneración urbana. Es este el caso de Favara, la ciudad del escritor Antonio Russello, donde los barrios degradados se han transformado en un auténtico museo de arte contemporáneo: el Parque Cultural de la Granja

El itinerario sigue hacia Racalmuto, donde se puede ver a Leonardo Sciascia todavía paseando por el Corso, ensimismado y con su típico cigarrillo entre los dedos. Se trata de una estatua conmemorativa realizada por Giuseppe Agnello. Entre los muchos lugares de interés, encontramos el Castello Chiaramontano y el Teatro Regina Margherita, un pequeño teatro utilizado como cine en los años de infancia de Leonardo Sciascia. La visita sigue en la Fundación Leonardo Sciascia, una antigua central eléctrica elegantemente restaurada, un verdadero tesoro para los admiradores y estudiosos del escritor. 

Al salir de la ciudad, a lo largo de la carretera principal hacia Montedoro, se encuentran las tumbas sicilianas conocidas como las Cuevas de Fra Diego La Matina, cuya historia es contada por Sciascia en su novela Morte dell’inquisitore. No muy lejos de la ciudad se encuentra la casa donde le gustaba refugiarse para dedicarse a la escritura y reunirse con sus amigos, entre los cuales se encontraban famosos escritores de la época. 

La carretera estatal lleva a Caltanissetta, que Sciascia describió como la «pequeña Atenas». Aquí nació Piermaria Rosso di San Secondo, gran autor de teatro y escritor de Marionetas, ¡qué pasión!. La casa donde vivió está en el barrio de Santa Lucía. Caltanissetta fue también el lugar donde nació el poeta Stefano Vilardo, que fue el «amigo eterno» de Sciascia, y Emanuele Macaluso, político y periodista. 

Entre las delicias que se mencionan en las novelas de nuestros escritores, están los cavatelli de Agrigento, las naranjas de Ribera, los melocotones de Bivona, las uvas de Canicattì, las albóndigas de sardinas y el melón cantalupo de Licata, la sopa de sepia de Siculiana Marina, el conejo agridulce de Sant’Angelo Muxaro, la stigghiola y los taralli de limón de Racalmuto, el ‘u pitaggiu con habas, guisantes y alcachofas de Castrofilippo, el macco di fave de Raffadali, el tagano de Aragona ( una tarta salada que se come sobre todo en Semana Santa), las galletas rizadas de las monjas de Palma di Montechiaro, el rollò de requesón y el turrón de Caltanissetta. También está el cuscús dulce de las monjas de Santo Spirito en Agrigento, los cuccureddi, antiguos dulces de Delia y un presidio de slow food, y el famoso ‘mbriulate de Milena.

En Favara, el típico pastel tradicional es el Cordero de Pascua: una tarta de masa real y pistacho, cubierta con la llamada «velata» ( glaseada) y ricamente decorada con campanas, cuentas de plata, cintas o pequeñas banderas rojas. El postre tiene su origen en los primeros años del siglo XX, cuando fue preparada por las monjas del Colegio de María, en el barrio de Batia de Favara, para conmemorar a Jesús como Cordero de Dios. Todos los años, en el Castello Chiaramonte, es posible ver la preparación del pastel y saborearlo durante la Fiesta del Cordero de Pascua, que se celebra durante el periodo festivo.

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