Sambuca di Sicilia

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Al viajar desde Trapani hacia Agrigento o viceversa, corremos el riesgo de que el mar nos distraiga y nos perdamos este lugar, considerado la joya de los Sicanos.

Ahora tomamos la salida Sambuca di Sicilia, algunas colinas y después el escenario: una inmensa cuenca de viñedos, el lago Arancio, el monte Genuardo y, en medio, el pueblo de unos miles de habitantes.

En origen era Zabut, del nombre árabe del antiguo castillo llamado por el emir Al-Zabut, «el espléndido», nombre que transmitió a las tierras conquistadas.

Otras hipótesis sobre el origen del nombre remiten al instrumento musical griego, la sambuca, similar a un pequeño arpa que recordaría la planta urbana del centro histórico, o también, se supone que podría derivar de la planta de saúco que se extiende río abajo.

Ahora entramos en el laberinto de callejones sarracenos y nos sumergimos en esta atmósfera lejana.

El desarrollo urbano del pueblo tiene dos direcciones: la árabe «intramuros» que se proyecta durante todo el siglo XVI con la densificación de las residencias en torno a la fortaleza de Zabut, y la «extramuros» del siglo XVII y XVIII con el Palazzo Comunale (Casa Consistorial) que hace de bisagra.

Iniciamos nuestro itinerario con el Teatro L´Idea del siglo XIX, en la parte inferior de Corso Umberto I.

A lo largo del recorrido, la construcción señorial, marcada en los planos por la presencia de la piedra arenisca y los arcos que conectan las calles principales a los patios, se alterna con los lugares de culto que son tres. A mitad de camino, se encuentran los palacios de Leo y Oddo y la Iglesia de San José (chiesa di San Giuseppe) con un rico portal de piedra blanca de inspiración chiaramontana

Al otro lado, encontramos la Iglesia de la Concepción (chiesa della Conzecione) con el magnífico portal ojival de matriz chiaramontana procedente de la iglesia de San Nicolò del antiguo pueblo de Adragna. En su interior podemos contemplar interesantes esculturas del siglo XVIII.

A lo largo de nuestro paseo nos cruzamos con los edificios nobiliarios de Palazzo Rollo, con el patio y la escalera logia, el Palazzo Giacone, con el doble patio privado y la escalera catalana en su interior, y el imponente Palazzo Fiore. El Palazzo Campisi data de la segunda mitad del siglo XIX.

La iglesia de Santa Catalina de Alejandría es una de las más antiguas, de arquitectura barroca, realzada por estucos, estatuas alegóricas, columnas sinuosas, escudos de armas y blasones, y el suelo esmaltado de las fábricas de mayólica de la cercana BurgioContinuamos

con el Casino de los Marqueses Beccadelli, con su balcón con formas barrocas sinuosas y el patio que remite a los diseños catalanes importados durante la dominación española. El edificio forma parte de un complejo más amplio que comprende también la iglesia del siglo XVI de los santos Rocco y Sebastiano (San Roque y San Sebastián), la torre y el hospital.

Por fin visitamos la iglesia del Carmine con las sepulturas de las familias aristocráticas y las estatuas de madera y mármol de Santa Ana de mediados del siglo XVII y la Madonna dell’Udienza de mediados del siglo XVI, atribuida a Gagini.

Al retomar el itinerario, encontramos el Palazzo Ciaccio del siglo XIX y la hermosa fachada de la iglesia del Purgatorio (1631) utilizada como Museo de Arte Sacro.

Desde el Palazzo Oddo del siglo XVIII o del Arpa, sede del ayuntamiento, las calles se enredan y cruzan para después abrirse a en extensiones irregulares: estamos en el barrio árabe, en el casco antiguo de Sambuca, nacido de siete callejones sarracenos. A la izquierda de la plaza encontramos el Palazzo Amodei con su singular patio, poco antes de la Iglesia de San Miguel, que conserva la estatua ecuestre de San Jorge de 1596, obra de los hermanos Lo Cascio.

Data de finales del siglo XVI el torreón del castillo, transformado en el Palazzo Panitteri; la planta noble del palacio es sede del museo arqueológico.

Al llegar a piazza Navarro, regresamos a la de densa trama de callejones del barrio árabe: una casbah con casas de uno o dos niveles, escaleras rampantes externas y juntas de los tejados en las tejas sicilianas. En estos túneles árabes se encuentran las purrere, antiguas canteras de toba de la ciudad sumergida.

En el barrio se encuentra la iglesia del Rosario, con un atrio de 1752 y una puerta de madera con azulejos tallados y, en la cima de la colina, la iglesia Matriz, cerrada al culto desde 1968 tras el terremoto en Belice. Aún así entre las juntas de las piedras y las decoraciones del campanario, el lugar fue primero un castillo árabe, después palacio fortificado y, por último, capilla palatina.

Antes de irnos, degustamos el famoso vastedda o pan tradicional siciliano del Valle del Belice, el queso de pasta hilada, la cocina campesina con el excelente vino de producción local y las minni di virgine, unos dulces rellenos con forma de seno.

Este último es el dulce más popular del pueblo, ya que las minni di Virgini son el símbolo gastronómico de Sambuca di Sicilia. «Los senos de la Virgen María» no pretenden ser un dulce irrespetuoso con la Virgen. Deben su nombre a Sor Virginia Casale di Rocca Menna del Colegio de María, a quien la marquesa de Sambuca encargó en 1725 la elaboración de un dulce especial e innovador para celebrar el matrimonio de su único hijo Pedro.

Sor Virginia se inspiró en las colinas que contemplaba desde la ventana de su habitación. Así fue como elaboró un dulce con forma de montaña y relleno de crema de ricota, chocolate y azúcar recubierto con un glaseado de azúcar.

La producción de vino goza de gran prestigio y ha desempeñado un papel crucial en la economía del territorio desde hace siglos gracias a la implantación de nuevos cultivos.

A pocas decenas de kilómetros visitamos el Cretto di Burri, una obra de Land Art contemporáneo realizada por el artista Alberto Burri en la ciudad vieja de Gibellina.

Para las rutas de senderismo encontramos la cercana Reserva Natural Orientada de Monte Genuardo.

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